22.7.08


Se despierta. Desayuna. Busca algo que ponerse, algo que le siente bien. Algo que consiga que cualquiera se pare en seco solo por mirarla. Es algo que siempre le anima, sentirse guapa. Sale a la calle, con la sonrisa que tanto practicó, esa que ya le sale sola, por increible que parezca. Inquieta mira a su alrededor. No, él no está. Más tarde, mientras camina por las soleadas calles de su ciudad, piensa en lo patético de la situación. En lo pátetico que es esperar. Pensar que pronto volverá, arrepentido. En lo patético que es estar dispuesta a darle otra oportunidad.

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