6.7.08

Como cualquier otra adolescente ama, espera, ambiciona, desea, quiere, se divierte, y sufre.
Me siento sola, aunque tengo la compañía de mis amigas, pero no sé, soy una adolescente que ama, como cualquier otra niña enamorada que escribe en su cuaderno el nombre de él y el mío encerrados en un corazón, tengo esa mala costumbre.
Ahora, pongo tu nombre y el mío en la arena de una solitaria playa, donde los no correspondidos van ahí a desahogarse en el mar, a esperar a que el atardecer les caiga en los hombros.
Eso espero yo sentada junto al mar, llorando que cada lágrima se vuelva una perla que va a dar al mar, al mar de esta playa que está hecha de lágrimas.
En esta playa no existe el tiempo, ni la hora. Solo se debe desahogar, caminar por esa arena, dejando las huellas marcadas y añorando su nombre. No existe la noche, no existe el tiempo atrás, solo existen las lágrimas, las tristezas y la esperanza nunca muere. Pero como toda adolescente, sueña con esa playa, donde en mis pensamientos pongo una frase de dos palabras "te quiero" encerrada en un corazón roto.
A la puerta a esa playa son los sueños, el dolor de perderlo, y la melancolía que siempre va escrita en mi frente. En esa playa se camina siempre mirando al cielo, donde solo se escucha el llanto de los demás y el cantar de las gaviotas, derramando perlas sobre el mar azul turquesa, pero ahí la esperanza nunca muere. Aunque caminemos como zombis, estamos muertos por dentro y solo existe la salida de esa playa imaginaria, cuando por fin lo has olvidado y te has enamorado de nuevo.

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