25.10.08

Los hombres deberían morir decía ella unos años atrás. Estaba sentada en su cama, con su computadora portátil que solo le hacía ver con un poco más de tecnología la absurda e hipócrita realidad a la que estaba sometida. Hacía tiempo buscaba un amor, un amor real, sin vueltas, ni juegos, ni impresiones herradas, un amor que solo le perteneciera a ella, y en el que nadie pudiera jamás intervenir de ninguna forma. Pero no pasaba nada, y nunca pasaría, porque nadie comprendía lo que ella quería. Alguien va a llegar, decían sus amigas, y sus amigos también. Hay alguien que te está esperando, destino, destino, ¡destino! Maldito destino, penso en ese momento, por qué no traes ahora a esa persona, la necesito, necesito que me abrace sin tiempo, y que no me escuche, ni nada, que me mire y me sonría y así me transmita todos sus sentimientos. Querido destino, si aún estás ahí, pensó desesperada, no te enojes conmigo, yo solo necesito un amor. Y así pasó su vida, tan incomprendida, esperando a un chico especial, pensaba que los hombres eran cobárdes, que amaban tanto como ella, pero que no se animaban a blanquear las situaciones, o que directamente buscaban tantas cosas superficiales que eran bastardos en la noche. Pasaron años, y volvió a sentarse en su cama. Pero esta vez no miraba a una pantalla, miraba a una ventana, con vista a una ciudad llena de luces y personas caminando, y entre ellas, un muchacho que entraba por la puerta, solo bastó con una mirada y una sonrisa leve, para que aquel hombre le transmitiera cualquier sentimiento que quisiera. Entre ellos no había ningún secreto, porque podían hablarse con miradas. No había que seguir buscando un amor, ni un hombre, ni tampoco desearle la muerte. Porque al fin y al cabo las cosas buenas tardan, y a veces no, no es cuestión de esperar, no hay que sentarse y mirar al tiempo pasar. Hay que intentar, y buscar, y entender qué es lo que uno pretende, y siempre, siempre se llega a encontrar una persona hecha a tu medida. Quizá la tengas en frente, pero nunca te animes a besarla sin importar el qué dirán. Pero tarde o temprano ese beso va a llegar, y nunca vas a poder evitarlo, jamás. Y podrás amar a cuantas cosas vivas se crucen por tu alrededor, pero al verdadero amor, se lo conoce con una sola mirada, y puede ser para siempre, o solo por dos días. Quién sabe.

No hay comentarios.: