5.4.09

Nunca me había detenido a pensar en lo que quería hacer de mi vida. Siempre habían sido pedidos externos, deseos ajenos y sueños a medio conseguir. Nunca se me había ocurrido pasar un día en un parque desperdiciando maravillosamente mis horas libres. Nunca antes me lo había permitido. A veces me pregunto por qué tanta formalidad a la hora de vivir, si las sorpresas van a aparecer de todos modos y las alocadas maneras de resolverlas van a ser descabelladas. A veces me pregunto por qué no habré empezado antes a darme cuenta de estas cosas.

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