6.6.10

Los hombres juegan conmigo. No entiendo el por qué pero es una costumbre y un hábito que se les ha hecho. Vienen, felices a mis brazos y se van, repletos de las riquezas dejandome a mi sin nada, sin valores que me defiendan, sin amor, sin felicidad pero sí, con mucho dolor. He comprendido hace tiempo ya sus trucos, aquellas frases que utilizan como excusas, las que esquivan, las que piden, las que culpan, las que reclaman, las que aman también. No soy una chica que haya mantenido muchos noviazgos, de hecho,  ninguno (seriamente hablando), sera por miedo o poca expreciencia, no lo sé. Muchas veces me cuestioné, si soy yo el problema o lo seran ellos. El amor de ellos, no es más que una vuelta en calesita de la cual se bajan y me dejan a mi, arriba, mareada deseando bajarme con alguno. Al verlos irse con sus manos en los bolsillos silbando el aleluya, comprendí que debía de ingeniarmelas para bajar sola y no solo eso, resignarme a vivir sin X. El viaje me costó caro, me dejo sin ganas de vivir y a X con muchas ganas de seguir adelante con su mísera vida. Es muy fácil para ellos acercarse e irse de mi lado. Para mi, es distinto. A mí me cuesta verlos ir cada noche, alejarse con una sonrisa en el rostro con sus amigos, diciendoles que tan puta me ven. Claro, soy realista, y probablemente me sonrío porque es muy ingenuo de su parte creer que para mi fue gran cosa sus compañías, y aún así, admito muy vergonzosa que me gustaría algo más que todo aquello. Quiero y necesito algo más. Quiero abrazos, besos, caricias y palabras que salgan de alguien sincero y sencillo que deje por una vez el orgullo de lado y pueda resignar su machismo por un poco de...amor.

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