23.6.08


Miedo al sueño eterno, miedo a desaparecer en la nada, miedo a dejar a media los sueños, miedo a quedar sin compaña, miedo a no sufrir entre lágrimas, miedo a dejarlo para mañana, miedo en cada célula de tu cuerpo ante la impotencia de no saber lo que hay tras el fin. Miedo a dejar con tu dolor a los que te acompañan, miedo a perder tu única posesión, y dejarlo pudrir en una caja. Miedo a la nada. Miedo a no poder demostrar tu esfuerzo durante una vida, miedo a quedar en la más absoluta ausencia. Miedo al darte cuenta que tu vida no es tu vida, y es la vida del títere que manejan. Miedo al silencio de tus palabras, miedo a la inmaterialidad de tu cuerpo, y al desvanecimiento de tu cerebro. Miedo a no sentir el latir de tu corazón, a no ver el inflado de tus pulmones, miedo al electroencefalograma plano de tu cerebro. Tanto miedo, que quedas paralizado, tanto miedo que tu corazón se acelera, te ahogas, hasta sentir que tu miedo es más cercano… tanto miedo, que tu cuerpo se cae y queda anestesiado. Tanto miedo que por un momento parece como si quisieras vivir eso a lo que tanto miedo has demostrado.

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