16.10.09


Empecé a sentir que nunca nada bastaba. Que no importaba el esfuerzo, el tiempo, lo duro que fuese o incluso si llegaba a sobrevivir. Ya no importaba nada. Todo aquello que algún día me habia suplicado que me quede se habia esfumado. Todo parecía muy bizarro, un sueño o una pesadilla sin fin en la que no podía ganar pero tampoco perder. En la que mi vida era una jugada a tientas. Jugué a quererme y así terminé, odiándome. Jugué a tenerte y acá es donde termine, en el olvido. Jugué a poder y así terminé, desplomada. Jugué a creer y así terminé, sin esperanzas. Jugué a decir que la vida siempre nos devuelve las buenas y mentí. Jugué el juego más complicado de todos, en el que intenté vivir y fallé.

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